sábado, 30 de marzo de 2013

Crítica: El lado bueno de las cosas


Por Marina Royo

Lo primero que me llamo la atención de esta película es que se trata de una comedia romántica que está nominada a diversos premios, incluyendo los Oscars y los Globos de Oro. Resulta sorprendente pues en las últimas décadas, este género ha decaido en un sinfín de bodrios sin sentido, plagados de tópicos y escenas que rayan en lo ridículo. No me malinterpreteis, pues a veces me apetece ver este tipo de películas que, simplemente, te pueden hacer pasar un rato entretenido, sin necesidad de pensar en nada más.

Sin embargo, “El lado bueno de las cosas” no es una simple comedia romántica. El argumento trata de un hombre, Pat (Bradley Cooper), que acaba de salir de un hospital psiquiatrico, en el que estaba debido a una paliza que le metió al amante de su mujer; mientras intenta controlar sus ataques de ira para recuperar a su mujer, conoce a una joven viuda, Tiffany (Jennifer Lawrence), algo desequilibrada, que está empeñada en participar en un concurso de baile. Ambos son los patitos feos de la familia, no son los típicos personajes perfectos a los que nos tienen acostumbrados a ver en este género, y la chispa entre ellos es innegable. Pero no son los únicos “locos” de la película, pues está plagada de personajes disfuncionales, destacaría al padre de Pat, interpretado por Robert de Niro, que está absolutamente obsesionado por el futbol, y también al amigo de Pat, Ronnie, incapaz de sobrellevar su matrimonio.

Las interpretaciones son magníficas, Bradley Cooper como protagonista ha conseguido dejar atrás sus papeles de guaperas, creando un personaje profundo, y a su vez entrañable. Jennifer Lawrence es harina de otro costal, su interpretación nos deja sin palabras desde el principio, oscila entre la felicidad, la depresión y el enfado en cuestión de segundos; hay momentos en los que no se sabe que encierra su mirada y otros en los que sus sentimientos traslucen con un solo gesto. Los que opinaran que la chica de “Los juegos del hambre” no podía llegar muy alto ya pueden cerrar sus bocas, se acaba de llevar el Oscar, y los que opinan que ha sido un robo deberían saber de lo que hablan antes de hacerlo.

No es una comedia al uso. Creo que es una mezcla entre el cine independiente (la fotografía, los movimientos de cámara, los enfoques) y la comedia sofisticada o Screwball comedy: veo muchas carácterísticas de esta, la locura e impetuosidad de sus personajes, una mujer fuerte, buen ritmo, diálogos hilarantes, el romance (no podía ser de otra manera) y el optimismo, ese final feliz que todos esperamos. Creo que George Cukor y Howard Hawks estarían orgullosos.

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