Por Marina Royo
Lo
primero que me llamo la atención de esta película es que se trata de una
comedia romántica que está nominada a diversos premios, incluyendo los Oscars y
los Globos de Oro. Resulta sorprendente pues en las últimas décadas, este
género ha decaido en un sinfín de bodrios sin sentido, plagados de tópicos y
escenas que rayan en lo ridículo. No me malinterpreteis, pues a veces me
apetece ver este tipo de películas que, simplemente, te pueden hacer pasar un
rato entretenido, sin necesidad de pensar en nada más.
Sin
embargo, “El lado bueno de las cosas” no es una simple comedia romántica. El
argumento trata de un hombre, Pat (Bradley Cooper), que acaba de salir de un
hospital psiquiatrico, en el que estaba debido a una paliza que le metió al
amante de su mujer; mientras intenta controlar sus ataques de ira para
recuperar a su mujer, conoce a una joven viuda, Tiffany (Jennifer Lawrence),
algo desequilibrada, que está empeñada en participar en un concurso de baile.
Ambos son los patitos feos de la familia, no son los típicos personajes
perfectos a los que nos tienen acostumbrados a ver en este género, y la chispa
entre ellos es innegable. Pero no son los únicos “locos” de la película, pues
está plagada de personajes disfuncionales, destacaría al padre de Pat, interpretado
por Robert de Niro, que está absolutamente obsesionado por el futbol, y también
al amigo de Pat, Ronnie, incapaz de sobrellevar su matrimonio.
Las
interpretaciones son magníficas, Bradley Cooper como protagonista ha conseguido
dejar atrás sus papeles de guaperas, creando un personaje profundo, y a su vez
entrañable. Jennifer Lawrence es harina de otro costal, su interpretación nos
deja sin palabras desde el principio, oscila entre la felicidad, la depresión y
el enfado en cuestión de segundos; hay momentos en los que no se sabe que
encierra su mirada y otros en los que sus sentimientos traslucen con un solo
gesto. Los que opinaran que la chica de “Los juegos del hambre” no podía llegar
muy alto ya pueden cerrar sus bocas, se acaba de llevar el Oscar, y los que
opinan que ha sido un robo deberían saber de lo que hablan antes de hacerlo.
No
es una comedia al uso. Creo que es una mezcla entre el cine independiente (la
fotografía, los movimientos de cámara, los enfoques) y la comedia sofisticada o
Screwball comedy: veo muchas carácterísticas de esta, la locura e impetuosidad
de sus personajes, una mujer fuerte, buen ritmo, diálogos hilarantes, el
romance (no podía ser de otra manera) y el optimismo, ese final feliz que todos
esperamos. Creo que George Cukor y Howard Hawks estarían orgullosos.
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