Prácticamente desconocido, el
pintor chileno Sergio Martínez me ha llegado hondo. No es solo que valore en
grado sumo que siga habiendo pintores, o artistas en general, que se sigan
dedicando a la pintura de forma pura, sino que Sergio Martínez me parece tan
bueno, pero tan bueno. Su técnica es maravillosa, no podía hacer sus
composiciones de manera más bonita, no podrá haber mejor elección de colores,
de luces... Utiliza tanto el óleo como el acrílico, y la mayoría de sus cuadros
están hechos sobres finas telas de lino. Los temas son también preciosos,
acordes a la delicadeza de sus pinceladas. No puedo decir nada más, solo que
todo lo que hace me gusta, que lo hace bien, y que da gusto contemplar unos
cuadros tan fantásticos y que se están realizando hoy en día.
Quisiera dedicar mi primer comentario sobre arte a un artista
que no es de los más conocidos de las historia del arte, pero que fue muy
reconocido y apreciado en su época y también en la actualidad. Me refiero a Sir
Lawrence Alma-Tadema.
Alma-Tadema (1836-1912) fue un pintor neoclasicista de origen
holandés y nacionalidad británica. Sus comienzos en el arte fueron tempranos, y
pronto destacó recibiendo algunos premios. Sus primeros cuadros fueron
dedicados a la historia de los francos y los merovingios, sin embargo, es
conocido por sus suntuosas visiones del mundo antiguo. Reprodujo la vida del
antiguo Egipto, pero se dedicó en mayor medida a Grecia y Roma. Estos temas se
convirtieron en sus favoritos tras su luna de miel, en ella visitó Italia,
donde quedó sumamente impresionado por Pompeya y Herculano. Sus enormes
conocimientos sobre arqueología y arte greco-romano le permitieron dar una gran
veracidad a sus escenas de la vida cotidiana de la Antigüedad Clásica. Su obra
destaca por su profuso decorativismo, sus colores brillantes, sus abundantes
motivos florales, sus elegantes ropajes…
De él se dice que era un hombre al que le gustaban el vino,
las fiestas y las mujeres. Se casó dos veces, y tuvo dos hijas a las que dejó
todo su legado a su muerte, el cual no era pequeño, pues pintó cantidades
ingentes de cuadros. Su interés radica en la espectacularidad de sus obras, en
la suntuosidad que emanan. Tanto es así que nos transportan a esos ambientes
refinados que debían de parecerle el súmmun de la brillantez y la buena vida.
"Saudade: Expresa un sentimiento afectivo primario, próximo a la melancolía,
estimulado por la distancia temporal o espacial a algo amado y que
implica el deseo de resolver esa distancia. A menudo conlleva el
conocimiento reprimido de saber que aquello que se extraña quizás nunca
volverá."
El nombre llegó a nosotros con la rapidez de una tormenta de verano. Sumergidos en una voragine de ideas intentabamos desde hace tiempo crear un proyecto común, una revista o un blog a través del cual pudiesemos reflejar todo aquello que nos gusta o apasiona. Me gustaría poder decir que somos un grupo de gente adulta y culta que tiene mucho que decir y pocos medios para hacerlo, pero en el fondo sólo somos unos cuantos amigos con ganas de discutir y compartir conocimientos.
Saudade es una recolección de tesoros que no queremos que sean arrastrados por la nostalgia que la propia palabra define, y por ello, estamos abiertos a todo tipo de ayuda, opinión, intervención e incluso ataque gratuito y poco constructivo.La cultura es demasiado amplia o indefenida para poder sentirnos mecenas o instructores de la misma así que esto es sólo una ventana a aquello que podemos ofrecer.
Se llama Yoann
Lemoine es francés, músico, diseñador gráfico y además ha explotado su
faceta de director de videoclips trabajando con artistas de la talla de Katy
Perry, Lana del Rey o Taylor Swift; en el mundo de la música es más conocido
como Woodkid.
Se dio a conocer gracias a su EP ‘Iron’ y recientemente ha publicado su
primer álbum ‘The Golden Age’. Desde el principio hasta el final de su trabajo
deja marcada su personalidad con percusiones menores, uso de instrumentos de
viento y cuerda con toques ocasionales de música electrónica. Canciones como Iron, I love you, Run boy run o The
golden age son imprescindibles, tantos las letras como los diferentes
motivos que nos trasladan a través de ellas le hacen ser una de las sorpresas
musicales de este año sin duda.
Además de su música, también se encarga de dirigir sus
videos encontrándonos con joyas como esta que os dejo a continuación:
Veremos que le depara el futuro al polifacético Yoann
Lemoine.
Tal vez en este artículo me gustaría hablaros de las
archiconocidas voces femeninas del jazz. Tal vez estaría bien que os hablara de
por qué me parecen increíbles Ella Fitzgerald, Sarah Vaughan, Billie Holliday…
De la genialidad de la voz de la contraltazo Marian Anderson. De Nina Simone y
cuánto ha hecho por mi salud mental desde que tengo uso de razón. Pero he ido
atrás en el tiempo, y he decidido que, para empezar, mejor por el principio.
Hoy quiero hablar sobre Ma Rainey y Bessie Smith. Porque son
voces legendarias del blues, son las voces de los años 20 y 30. No en vano se
ha ganado los títulos de “la madre del blues” y “la emperatriz del blues”,
respectivamente. Todas las grandes damas que os he nombrado antes no habrían
llegado a donde lo hicieron de no haber sido por la influencia de Ma o de
Bessie.
Ma Rainey no pudo entrar a un estudio de grabación hasta los
cuarenta años, pero llevaba actuando desde los catorce, tanto en solitario,
como con diversas formaciones orquestales o incluso en espectáculos itinerantes
de blues y danza. Tras haber experimentado las horribles consecuencias sociales
y laborales de la segregación racial en América, en los años 20 por fin pudo
grabar sus temas, y lo cierto es que le cundió. En cinco años grabó cerca de
cien canciones, casi todas propias y con acompañamientos muy diversos. Uno de
los más célebres fue Louis Armstrong, que la conoció a los veinte años al
trabajar como trompetista acompañándola en la Fletcher Henderson Orchestra.
Uno de sus mayores éxitos conjuntos fue See see rider, del
cual os dejo una grabación de 1924.
Ma Rainey conoció en uno de sus conciertos a Bessie Smith,
quien terminó trabajando como bailarina en un espectáculo conjunto con ella.
Bessie, que era diez años más joven que Ma Rainey, empezó a cantar consiguiendo
pequeños contratos y haciendo giras por Georgia y Alabama. Y en el mismo año en
el que Ma accedió al estudio de grabación, Bessie también lo hizo firmando un
contrato con Columbia. Además de su carrera profesional, en invierno trabajaba
en el teatro, y llegó a ser la actriz negra mejor pagada de su tiempo.
Trabajó y grabó con los grandes del momento, y colaboró
también con la Fletcher Henderson en St. Louis Blues, para el que prepararon un
cortometraje. Memorables son también sus grabaciones con James P. Johnson o
Louis Armstrong, cuya carrera ya despegaba a ritmo envidiable.
Aquí podéis escuchar uno de sus éxitos y
disfrutar de su genial voz, llena de matices y aparentemente, sólo aparentemente, ligada a la
improvisación.
Si lo que buscas en ponerte de buen humor, este grupo
australiano es de lo mejorcito que vas a encontrar. En activo desde 1999, y con
6 discos en el mercado, The Cat Empire
son reconocidos a nivel mundial, aunque en España no se oyen demasiado,
todavía.
Formado por un número considerable de músicos extraordinarios,
la banda combina ritmos y sonidos de lo más variados; reggae, jazz, ska, rock,
y casi casi todo lo que uno se pueda imaginar, en un cóctel explosivo que sin
duda hace que cuerpo y mente se pongan las pilas.
Pero como la música habla por sí misma, aquí os dejo
algunos ejemplos de sus canciones:
Y si os gustan, estáis de suerte, porque acaban de
sacar nuevo disco: Brighter than gold
Puede parecer muy tópico que esta sea mi primera
recomendación literaria, pero no podía ser de otra manera, y es que, 10 años
después de su publicación, La Sombra del
Viento ya es todo un clásico, con millones de ejemplares vendidos en todo
el mundo y en varias lenguas.
Pocos libros se ganan este título en tan poco tiempo,
pero el que se lo merece, se lo merece.
Hay quién critica los best-sellers, y los califica de
mala literatura, y de todo hay, pero de cualquier forma hay que reconocer el
enorme mérito que supone gustar a un gran número de lectores. No sólo basta con
una buena campaña publicitaria. No creo que exista la literatura comercial. Un
buen libro, para que enganche, tiene que estar bien escrito, tener un buen hilo
argumental y una gran coherencia a la hora de desarrollar la historia. Y para
qué mentir; Zafón es un maestro, en todo ello, y La Sombra del Viento, su mejor
obra.
Es capaz de recrear una Barcelona fantasmagórica y
perdida en la que las vidas de diversos personajes se entrecruzan en la época
de la postguerra, donde tantas cosas están prohibidas… la más importante, no
hablarle a nadie de la existencia del Cementerio de los Libros Olvidados. El
joven Daniel Sempere se ve atrapado en esta magnífica aventura narrada en la
mejor prosa poética existente en el momento.
Amor, odio, crímenes, literatura, fantasmas del
pasado, humor, misterio… todo perfectamente hilvanado en una tela de araña
perfecta con tintes góticos que te atrapa y no te suelta hasta que llegas al
final.